¿Cómo almacenar correctamente la miel natural?
Es un tesoro. Por su color, por su textura, aroma, sabor… Por todo. Y como tal tesoro, ¿qué tal si aprendes a almacenar miel natural de manera correcta?
No por nada. Sino para que te dure más tiempo. Para que alargues el tiempo de disfrute.
Vamos a ver. Sería una lástima que nos compraras un tarro de miel natural, que te lo lleváramos a casa en un tiempo récord y que, por culpa de un mal almacenamiento no lo pudieras consumir.
Sería una pena. Y si tienes tú la culpa de esto, seguro que los que están a tu alrededor te van a mirar mal, muy mal.
Bien. No te preocupes. En Naranjas Daniel vamos a solucionar este problema para que nadie salga malherido.
Si sigues leyendo este post –y nos consta que así va a ser- te vamos a explicar por qué se puede poner mala la miel. Pero lo más importante es que te diremos que hacer para esto no ocurra jamás.
Envase, temperatura, fermentación, cristalización… Son términos que vas a leer por aquí porque forman parte de la explicación. Y con esta explicación vamos a empezar ya, ¿te parece?
¿Por qué es importante el almacenamiento correcto de la miel?
Pues para poder disfrutar de su textura y su sabor. Y, a continuación de todas sus propiedades beneficiosas para tu salud.
Créenos, son muchas. No te mentimos si te decimos que la miel es un superalimento. Y la mar de natural, sobre todo si nos compras la miel a nosotros.
Antioxidante, vitaminas, minerales… Todo esto es lo que te vas a perder si no la almacenas como es debido.
Prevención de la cristalización y la fermentación
Dos de los problemas más comunes en la miel es la cristalización y la fermentación. Vamos a ver en qué consisten:
Algunas veces, la miel puede volverse más espesa y dura, lo que se conoce como cristalización.
Esto sucede cuando los azúcares naturales de la miel se agrupan y forman pequeños cristales.
Aunque esto no significa que la miel esté mala, lo cierto es que se hace algo más difícil utilizarla.
Por suerte, puedes prevenirlo almacenando la miel en un lugar adecuado, lejos del frío, ya que las bajas temperaturas aceleran este proceso.
Por otro lado, si la miel se expone a demasiada humedad, puede absorber agua y empezar a fermentar.
La fermentación puede hacer que la miel cambie de sabor y no sea segura para comer.
Para evitar que esto ocurra, es importante guardar la miel en un envase bien cerrado y en un lugar seco.
Factores que pueden afectar a la calidad de la miel
Si conoces lo que le afecta a la miel más fácil te será evitar que se te eche a perder. Estos factores son:
1. Temperatura
La temperatura es uno de los factores más críticos en el almacenamiento de la miel.
Lo ideal es que la mantengas en un lugar fresco, pero no frío.
La temperatura perfecta está entre 10°C y 20°C.
Guardarla en un lugar muy frío, como la nevera, puede acelerar la cristalización y hacer que la miel se endurezca.
Por otro lado, si se expone a temperaturas muy altas, la miel puede perder sus nutrientes y cambiar de sabor.
Por eso, es mejor evitar almacenar la miel cerca de fuentes de calor, como hornos o ventanas donde le dé el sol directamente.
2. Sobre los envases
El envase que elijas para almacenar la miel también juega un papel clave en su conservación.
Los mejores envases son los de vidrio de alta calidad, que se pueden cerrar herméticamente.
Estos materiales no reaccionan con la miel y evitan que entre aire, lo que podría causar fermentación.
Asegúrate de que el envase esté siempre bien cerrado después de cada uso para proteger la miel de la humedad y del aire.
3. Más sobre humedad
La miel es higroscópica (propiedad de algunos cuerpos inorgánicos y de todos los orgánicos, de absorber y de exhalar la humedad según las circunstancias que los rodea).
Es decir, que puede absorber la humedad del aire.
Si la expones a un ambiente húmedo, puede absorber agua y empezar a fermentarse, lo que cambia su sabor y textura.
Para evitarlo, guarda la miel en un lugar seco y mantén el envase bien cerrado.
4. Cuidado con la “contaminación”
Una de las claves para mantener la miel pura es evitar su contaminación.
Cada vez que vayas a usar miel, asegúrate de que la cuchara o utensilio que utilices esté completamente limpio y seco.
Si introduces un utensilio mojado o sucio en el frasco de miel, puedes introducir bacterias o agua, lo que podría provocar la fermentación o alterar su sabor.
También es importante no dejar el frasco abierto durante mucho tiempo para evitar que entre polvo o partículas del ambiente.
Y aquí, llegados a este punto, no es necesario que te digamos que los envases que utilices para almacenar miel han de estar bien cerrados. Vamos, sellados como una tumba egipcia.
Otra nota: Leído lo que has leído ya estamos convencidos de que no vas a guardar tu tarro de miel en la nevera.
Y vamos a acabar ya. En este post te hemos dado los mejores consejos y los más completos para que guardes tu miel y la puedas consumir durante mucho, pero que mucho tiempo.
Ahora, nuestra pregunta de rigor. ¿Cómo almacenas tu miel? ¿Tienes algún secreto que quieras compartir con nosotros? Hazlo en la sección de comentarios. Estaremos encantados de leerlo.
¿Y sabes de qué estaríamos encantados también? De que, si te ha gustado este post, lo compartieras por tus redes sociales.
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