¿Quién introdujo la patata en Europa como alimento?

Todos sabemos que la patata vino de Sudamérica. Pero, ¿a quién se le ocurrió que ese tubérculo se podía comer? Es decir, ¿quién introdujo la patata como alimento?
Esta es la pregunta que vamos a responder en este post. Ya ves que te vamos a ofrecer un “post histórico” pero te decimos desde ya que te va a resultar la mar de interesante.
Lo que te vamos a contar, en definitiva, es la historia de Antoine-Augustin Parmentier. Vamos allá.
Aunque hoy en día la patata es un alimento básico en innumerables hogares europeos y forma parte esencial de nuestra gastronomía, su llegada al Viejo Continente no fue un camino de rosas. De hecho, durante mucho tiempo, este nutritivo regalo de los Andes fue recibido con desconfianza e incluso rechazo.
El origen de la patata
El origen de la patata se remonta a hace unos 8000 años en el territorio inca, en las elevadas zonas de los Andes.
Los primeros europeos en probarla fueron los hombres que acompañaron al explorador español Gonzalo Jiménez de Quesada en 1471.
Sin embargo, no fue hasta 1560, gracias a Pedro Cieza de León, que la patata se introdujo en Europa.
En sus inicios, este tubérculo fue considerado una rareza, una excentricidad que adornaba los jardines palaciegos o se utilizaba como abono para otras plantas.
Su “potencial nutritivo” pasó desapercibido para la mayoría, aunque las capas más pobres de la sociedad ya la empleaban como una solución desesperada ante la falta de calorías. Imagínate, una fuente de alimento tan valiosa, relegada a la ornamentación.
Parmentier: Un farmacéutico con visión de futuro
Es en este contexto de desconocimiento y prejuicio donde emerge la figura de Antoine-Augustin Parmentier (1737-1813).
Este francés no era un cocinero ni un agricultor al uso; era un farmacéutico, químico, agrónomo, naturalista e higienista.
Su vida dio un giro inesperado durante su participación como militar en la Guerra de los Siete Años.
Hecho prisionero en Prusia, Parmentier experimentó de primera mano las propiedades alimenticias de la patata debido al hambre que pasó mientras estuvo en prisión.
Al ser liberado, Parmentier regresó a una Francia azotada por la escasez de alimentos y el hambre.
Las autoridades buscaban desesperadamente un producto que pudiera sustituir al pan cuando el trigo escaseaba.
Fue entonces cuando Parmentier se dedicó con pasión a difundir los beneficios de la patata.
La campaña por la patata
Parmentier no se limitó a hablar de sus descubrimientos. Con rigor científico, presentó su trabajo "Examen chimique des pommes de terre" (Examen químico de las papas), con el que ganó un premio organizado por la Academia de Besançon.
Este reconocimiento le abrió las puertas para comenzar a cultivar patatas en unos terrenos situados en Sablons y Grenel.
Pero la tarea de convencer a una sociedad escéptica requería algo más que ciencia. Parmentier apeló a la figura del rey Luis XVI, preocupado por los posibles disturbios de un pueblo hambriento.
Convencidos de sus beneficios, el rey y su esposa, María Antonieta, introdujeron la patata en la corte.
Este gesto real fue fundamental para que, poco a poco, la patata comenzara a ser aceptada entre los campesinos como un producto fácil de cultivar y barato de vender en los mercados franceses.
El legado definitivo para la nutrición
La labor de Parmentier fue tan crucial para la nutrición como la de Louis Pasteur para la medicina.
A pesar de los contratiempos políticos, como el ostracismo que sufrió momentáneamente tras la Revolución de 1789 por su cercanía al rey, Parmentier fue rescatado por el Directorio y continuó sirviendo a su país.
Se le confió la vigilancia de las salazones destinadas a la Armada francesa, y tanto el Directorio como el Consulado valoraron sus conocimientos.
Incluso participó en la creación de la Escuela de Panadería en Francia, lo que demuestra su amplio interés por la alimentación.
Su legado va más allá de la patata. Parmentier también investigó sobre el maíz, el opio y el cornezuelo del centeno, y preconizó el uso del frío para conservar la carne.
Su obra científica fue notable por su variedad, y su compromiso social lo llevó a colaborar en textos relacionados con la reforma agraria.
En 1795, ingresó en la Academia de las Ciencias en la sección de economía rural.
Antoine-Augustin Parmentier falleció en 1813 y sus restos descansan en el cementerio parisino de Père Lachaise, donde también está enterrada su familia.
Su contribución fue esencial para entender la revolución social y económica de la Europa contemporánea, ya que la patata transformó la alimentación y la sociedad.
Desde Naranjas Daniel, hemos querido rendir homenaje a este visionario que supo ver el potencial de un alimento humilde pero extraordinariamente nutritivo.
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¿Qué te ha parecido la historia de Antoine-Augustin Parmentier? ¿La conocías? Oye. Que si te ha parecido interesante lo que te hemos contado, ¿qué tal si compartes este post entre tus familiares y amigos? Ya sabes que nosotros estaremos encantados de que lo hagas.
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